martes, 1 de octubre de 2013

LA CENA

Audio SORT de Coco Balasch - interpretada con Antonio Salanova.

Hace calor, un día bochornoso. En estos días, no sale el sol, sólo las nubes y el calor sofoca mi cuerpo y mi espíritu, tengo ganas de huir, de fugarme, de alejarme del centro, de alejarme de casa una vez más; pero nunca lo hago.
Bajo a la calle, doy el paseo de todos los sábados, es un paseo de búsqueda. El día es sofocante. Si al menos lloviese. Sigo la búsqueda, todos los sábados el mismo indagar, intentando descubrir dónde dejé anoche el coche. Día espeso, resaca y bochorno, resaca en mi interior y bochorno dentro y fuera, es un día pesado, tengo ganas de huir. El coche. Está delante de La Taberna del Blues. Relax instantáneo, momentáneo.
Ando, busco mi pitillera de Marilyn, no la encuentro, espero que esté en casa, quizá me la dejase en casa de Nuria, pero no me apetece volverla a ver por ahora (a Nuria), demasiados problemas (ella). ¿Nueva búsqueda? Paso, paso de la pitillera, si está en casa, bien, si no está y está en casa de Nuria, pues que se la quede; claro que esto le servirá de excusa para volver a quedar. Uf, agobiante tema el de Nuria y el día, bochorno. Me rodea la realidad. Agobio.
Subo las escaleras de casa. Entro en casa. La pitillera. Suspiro. Abro la pitillera, me enciendo un Camel corto. Me meto en la ducha, me enjabono con Germisdin, no me gusta su olor, pero según Mari Ángeles es un gel estupendo, la tía me obligó a llevármelo hace dos viernes; con la mala hostia que tiene, cualquiera le dice que no, pero mira, ahora pienso que fue buena idea habérmelo traído (me quedé sin gel hace cinco días). Recuerdo sus palabras - llévatelo y piensa en mí cuando lo utilices - y eso es lo que estoy haciendo.
Abro el correo, nada. Voy a poner algo en el Twitter: - estoy solo -. Nadie me dice nada. Abro el Face - estoy solo -. Contesta “Siddhartha” - no te preocupes, la soledad es algo hermoso, búscate a ti mismo y encontrarás la felicidad. No desesperes, humano, ya que es tan importante la búsqueda del yo, como el premio. Disfruta del camino que has de recorrer hasta establecer el contacto –. Le contesto – Gracias, hermano -.
Otro sábado de búsqueda. Joder, no hay forma de encontrarlo. Está lloviendo. Un Whatsapp de Asun - recuerda que el coche lo dejaste en el restaurante, nos movimos con el mío. – Gracias, fue una velada inolvidable. Asun es una tía infalible, atenta a todo. Demasiado atenta a todo. Me agobio, quiero salir, tendría que pillar el coche y pirarme. Otro día, el próximo sábado me voy, hoy el coche está demasiado lejos.
Me despierto, me levanto, no es mi casa, me acerco a la cama, intento ver quién es, ayer nos pasamos, miro alrededor, poca luz, la habitación parece una tienda de regalos, joder, otra vez la Carmen, la última vez me juré que sería la última, demasiado para mí. Quizá me las pire antes de que se levante, claro que cuando me pille me mata. Me siento en su ordenador, abro el correo, nada. Envío un Twit: – estoy asustado –, no hay respuesta. Face: - Estoy asustado –. Me responde “ El Lobo Estepario” - El miedo es algo innato en el ser humano, tienes que aprender a convivir con él, cuando logres convivir con él, a afrontarlo con naturalidad, serás feliz, ten en cuenta que la felicidad no sólo está en el premio, la felicidad también está en la búsqueda. Le contesto – Gracias. Voy a empezar a buscar, que pases un buen sábado, Lobo. Tres horas después encuentro el coche, hace un frío que pela, pongo las campanitas navideñas que me ha regalado Carmen, las coloco en el retrovisor. Tendría que pirarme, viajar.
He quedado con Elena. Una velada agradable, un conversación fluida, buen vino. Solo a casa, me voy con mi mejor sonrisa.
Un Whatsapp de Emi: ¿te acuerdas de mí? fui compañera tuya de clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre. ¿Quién coño debe ser? Miro la foto de su perfil, no sé quién es.
Un Whatsapp de Silvia: ¿te acuerdas de mí? fui compañera tuya de clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre. Miro la foto de su perfil, no sé quién es.
Un Whatsapp de Cristóbal: ¿te acuerdas de mí? fui compañero tuyo de clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre. Miro la foto de su perfil, me suena pero poco. No cabe duda de que son mis compañeros de EGB. ¿Cristóbal? No sé cómo me han podido localizar. Las redes sociales. Me voy a dormir.
Hace calor, se me está haciendo demasiado largo este verano. Bochorno. De nuevo buscando. Está enfrente de El Festín, hace días que no como aquí, igual me paso esta noche a cenar, voy a entrar a reservar. Me atiende la Puri, ni una sola mesa libre para hoy. Joder. Me gusta la cocina de El Festín de Babel.
Decido subir al coche, arranco, me pongo en marcha, sin destino. Busco. Estoy bien, quizá tengan razón Siddhartha y El Lobo. Me siento bien, cuanto más me alejo de la ciudad, mejor estoy. Tengo hambre, me meto en Tarragona, como bien. Me doy un paseo por la playa. Se hace tarde, vuelvo a subir al coche, no regreso, sigo. Busco.
Manresa, una sonrisa se dibuja en mi rostro. Sigo la rivera del río. Recuerdos. Paso por el cementerio, tengo que venir de visita, paso por delante de la casa del chico que se ahorcó, no recuerdo su nombre. La avenida de la Pirelli, recuerdos, hace más de 30 años que no pasaba por aquí. Sigo. A lo lejos, mi antigua casa, más recuerdos, ensoñaciones, me veo con la bici azul con manillar de carreras y tres piñones por la calle Anselmo Clavé. Añoranza de los que se fueron. Sigo por la avenida principal, bares, recuerdos, voy despacio, me veo bajando por la calle Coll Baix con mis patines sin frenos, con mis patines parisinos. La iglesia, diferente; me veo de niño entrando en el salón parroquial donde el Crespo nos espera para enseñarnos las bases para jugar al ajedrez (Capablanca, Alekine, Morphy...). El parque, diferente; me veo escondido, solo en un rincón, estamos en clase de gimnasia. Casas nuevas. Se hace de noche, saco la guitarra para tocar una canción de Silvio, hay gente conmigo pero no sé quiénes son. El Soler, hay gente fumando y jugando al póquer. Sigo. La casa de la Rosa. Recuerdos agradables. Giro, la pesca, tengo hambre, paro el coche, me meto en un restaurante.
El sitio parece agradable. Son las diez y cuarto, cuando entra una cuadrilla de señores y señoras de cierta edad, y otros incierta, tirando a mayores (todos), más o menos de mi quinta, se sientan un par de mesas más allá. He acabado de cenar, me pido un café, no tienen orujo, bueno, sólo tienen de ese de color verde, salgo a fumar, varias chicas y uno de los de la cena se están haciendo una foto. Vuelvo y me pido un segundo café. Los de la mesa (son varias mesas juntas) empiezan a reírse, son algo escandalosos, sobre todo son chicas, oigo algún nombre al azar. Me suenan, claro que son nombres muy comunes, los observo, indiferencia, sólo son gente con esa edad incierta o cierta (dependiendo en quién me fijo), comunes, parecen de celebración, los hay que no pegan nada en el grupo, como si se hubiesen juntado unos cuantos amigos y alguno se hubiese traído a su primo que está pasando unos días vacacionales o algo así. No sé. Hay un tipo alto, que tiene la típica cara que te suena, igual de alguna fiesta o en la tele o no sé, hay tanta gente que se parece a otra, es el típico tío que no quiere dejar escapar esos últimos conatos de juventud, de esos con genética perfecta que parece que está empezando a desperfeccionar, sobre todo por la parte abdominal. Bueno, ya me he entretenido bastante, me gusta observar a la gente desde mi rincón pero, por hoy, ya vale.
Menuda bulla. Me molestan, me giro, les miro con esta mirada de “os estáis pasando”, ni siquiera se fijan, son peores que niños. Alboroto. Me agobian, me agobio. Pago y me las piro. Cojo de nuevo el coche, me voy. Regreso a casa.
Me despierto. Recuerdo perfectamente donde dejé el vehículo, está junto al Emir, después iré a tomar una copita fresquita de vino de Rueda con la tapita de jamón, cebolla y tomate en tempura. Este verano no se acaba nunca. Bochorno.
Conecto mi móvil, un Whatsapp: - Soy Emi, como no has venido a la cena, te envío esta foto - ¿A quién reconoces? Joder. Hoy es día 29 de septiembre. Se me pasó lo de la cena de hermandad, de haberlo recordado tampoco creo que hubiese ido, pero... no había vuelto a pensar en el asunto. Estos deben ser los hombres y mujeres que fueron conmigo al cole, me pongo las gafas y ojeo la foto. Sorpresa. Os conozco a todos, ayer estuve cenando, solo, a vuestra vera, sin reconoceros y vosotros sin ni siquiera fijaros en mí. Los niños que fuisteis, ayer no los vi, ayer no estaban cenando en el Utopía, seguro que aún estáis correteando por algún sitio de la memoria de alguno de vosotr@s, pero en la mía ya hace muchos años que dejasteis de existir. No contesté al Whatsapp.
Ya han pasado un par de años desde aquello. Aunque nunca contesté al mensaje de Emi, sí conservé la foto, hoy la he vuelto a mirar, en ocasiones la he observado atentamente y nunca me ha activado ningún tipo de sensación, por mucho que la he analizado nunca me ha provocado nada especial al mirarla; pero hoy, dos años después, hoy 28 de septiembre de 2015 me he visto jugando con ellos, por un momento estamos en el recreo jugando al fútbol con nuestras batas a rayas verdes y ellas a la goma con sus batas de rayas rosas.