miércoles, 2 de mayo de 2012

LA QUINTA DIMENSIÓN


En ocasiones hay que seguir a tu corazón, no sé si siempre, pero a veces hay que coger el premio; y si el galardón es el Amor, más.
Aún estamos en un tiempo donde jugamos con espadas de verdad, armas reales, donde las heridas son y duelen, no sólo en la mente, son un dolor físico, un dolor que se cura con agua oxigenada y esparadrapo, donde te dan en el ojo y te quedas sin ojo. Hoy he salido, como casi siempre, el primero y me he encontrado con el carpintero (el hijo), hemos ido a la carpintería de José Manuel y nos hemos fabricado unas espadas preciosas (soy un romántico). Como siempre, suena Supertramp en el cassette de Gregorio, el hermano mayor de José Manuel. Me encanta la carpintería (el lugar, el olor); en ocasiones, cuando no sé qué hacer, visito al carpintero (el hijo mayor) y me quedo ratos viendo como trabaja; de paso me empapo de música. Gregorio es un chico especial, muy amable y juega al fútbol estupendamente. A mí me dejan jugar con los mayores, me llaman la figura (algún día contaré por qué) y siempre meto muchos goles. Gregorio hace esas jugadas geniales, driblando a todos y cuando está delante del portero, me pasa a mí el balón y me llevo la gloria del gol; esto también es amor, pero no es del que quiero hablar hoy.
Salimos de la carpintería con nuestras espadas recién hechas, son grandes, no os imaginéis espadas finas estilo mosqueteros o de esgrimistas olímpicos, nuestras espadas son del siglo X, de estas que se pueden coger con las dos manos. Hoy sólo estamos nosotros dos en la calle, seguramente más tarde se agregarán Fernando, Marcelo, Dani, Jesús, Hilario, Mateo y los otros. Estamos luchando con las espadas. José Manuel no sé en que piensa mientras lucha, pero yo me esfuerzo en vencer a mi enemigo, al último guerrero,  único obstáculo antes de obtener mi premio, la bella princesa de pelo rizado y ojos azules y con voz espectacular. Una voz que me río yo de los cantos de sirena de Ulises, eso sí que es una voz hechicera, la más hermosa de las mujeres con la más hermosa de las voces. Cuando en tiempos de fútbol, flechas, espadas, tesoros y aventuras, me preguntaban qué quería ser de mayor, no lo tenía claro, pero lo que sí que quería era obtener el premio, el dar y recibir el Amor, pero no dárselo a cualquier persona, no recibirlo de cualquier persona (aunque esto último no es algo que tú puedas elegir), yo quería estar junto a ella, junto a la de los cabellos largos de león, la de los ojos azul cielo y la de la hermosa voz, este era mi gran sueño y sabía que si ella no aparecía, nunca podría decir te Amo con sinceridad. Los tiempos de piratas, Ivanhoe, del Madrid y de las canicas pasaron y entré en otra dimensión. Fernando, Dani, Jesús, Hilario, Mateo y otros desaparecieron. En esta nueva dimensión se quedó un rato Marcelo, entró Miguel, Antonio, Chema, Marc y otros, y ya empecé a conocer a otras, pero siempre que me acercaba a alguna y la conocía, no era lo que quería y esto no quería decir que no fuesen buenas personas, y seguro que podían ser y hacer feliz a cualquiera, a cualquiera que supiese a qué se iba a dedicar de mayor, a cualquiera que su sueño fuese ser cantante, albañil, periodista o futbolista. Pero yo sólo quería abrazar a mi chica soñada, mi princesa de la almena, mi cantante de ópera, mi atleta, mi abogada, mi carpintera. Mi sueño sólo mostraba su pelo, sus ojos y su voz. Claro que en esta nueva dimensión incorporé nuevas características a tener en cuenta: ella ya no sólo tenía que ser la más hermosa de las mujeres y tener la más bonita de las voces, también tenía que tener la más hermosa de las sonrisas y un carácter especial, y sentido del humor, eso, tenía que tener un sentido del humor afín al mío, no como la mayoría de la gente, que mi esfuerzo me cuesta intentar ser normal. Un día la vi, sabía que tarde o temprano la vería. Es hermosa, verdaderamente hermosa, es ella al fin mi Amor. Claro que ya me encontraba en la segunda dimensión y en esta segunda dimensión los premios no se ganan a base de espadazos, en esta dimensión el juego ha cambiado, se asemeja más al ajedrez. Estaba convencido de que era ella, con ese cabello rizado soñado y los ojos como el cielo. Decidí acercarme, le saludé, y esperé la respuesta que me tenía que dar aquella voz angelical. Digamos que no era la voz que esperaba, vamos, que se parecía más a Waits que a Monserrat Caballé, pero tenía las demás características y nos vimos varias veces. Carme es una chica impresionante, es fenomenal pero no era mi sueño, ni yo el suyo. Pero mereció la pena conocerla, me habría tenido que dar cuenta de que lo de la voz era una pista y, después de conocerla, decidí que no volvería a decir te Amo a ninguna otra persona, sólo se lo diré a mi sueño, sólo él tendrá mi verdadero Amor.
Estoy en la tercera dimensión. Han desaparecido Miguel, Antonio, Chema y otros, han aparecido, Juan, Iñaki, Luis y otros. Me he dado de bruces con la vida, lo estoy pasando bien, tengo trabajo y he conocido a mucha gente, pero sigo fiel a mi juramento y a nadie más le he dicho te Amo. Es muy triste estar así, me río, pero en ocasiones me miro dentro y pienso “qué mala suerte, estoy rebosante de romanticismo y no se lo puedo regalar a nadie”. En momentos de soledad, en ocasiones, pienso en Carme, pienso en ella y me imagino que ahora tiene la voz de alguna artista de moda y le digo que le Amo, pero no soluciona nada, solamente es un alivio pasajero. Sigo soñando con ella (la auténtica, la que busco). Y claro, en esta dimensión, he añadido nuevas cosas, ya no sólo tiene que ser la más hermosa, la de la voz angelical, la de la sonrisa más fascinante, la del sentido del humor parejo al mío. Ahora también tiene que ser una persona que me enseñe, una persona con la cual pueda hablar de cosas que me interesen, una persona que pueda mirar sin decir nada y no sentirme incómodo, una persona a la cual admire.
La desesperación me está invadiendo, es un día normal, se ha acabado el verano, empieza a hacer frío, se suceden días peores con días mejores, todo sigue igual. Pienso en el futuro, en si es posible morir de amor, o mejor dicho morir por no poder darlo. Quiero gritar te Amo, pero el juramento que me hice cuando me hallaba en la segunda dimensión no deja que la palabra que más ansío decir salga de mi boca, me corroe y me entristece. Ya ni siquiera mis fantasías me alivian, he viajado, he buscado, he conocido pero no he encontrado. Es un día normal en Zaragoza, cierzo, aire del infierno que te golpea y cuando digo te golpea, digo bien, te pega y mueve tu cerebro, en ocasiones tanto que te provoca dolor. Tengo que ir al estudio de grabación; hoy voy a grabar un disco de un cantautor, y no me queda más remedio que enfrentarme al viento. Estoy en el Actur, el barrio aún mantiene algún descampado sin edificar, el cierzo levanta tierra, piedrecitas que me golpean en el rostro, bajo la cabeza y de vez en cuando miro para no chocar contra una farola o ser atropellado; estoy pasando un mal rato, voy más rápido que Bold, me es imposible frenar, mi cuerpo está a merced del maldito viento, dentro de pocos metros tengo que girar a la derecha y sé firmemente que el cambio va a ser brutal, voy a pasar de andar rapidísimo, empujado, descontrolado, a recibir un bofetada espectacular, una bofetada de más de cien kilómetros hora, el cierzo en pleno apogeo, en su esplendor, mostrando su magnificencia, su poder único en esta ciudad; cierro los ojos y doy el esperado giro, preparado para recibir el inevitable golpe, y menudo golpe. Llegó volando y me pidió perdón, “perdón”, que voz, nunca había oído nada igual, sus ojos eran hermosos, eran dos trozos de cielo veraniego, llevaba una capucha que tapaba su pelo y una bufanda que cubría su boca. La cogí de la mano y giramos juntos. De repente, volvía a encontrarme antes del giro a la derecha, la curva del tropezón, ella volvió a pedirme perdón y siguió su camino y yo el mío. Estuve grabando toda la mañana, el cantante me invitó a comer y quedamos en que volvería en un par de días por si tenía que pinchar alguna nota mala.
Me dirijo al estudio, ni una pizca de viento, hace un día estupendo. Llego temprano y decido sentarme en un banco a fumar mientras se hace la hora de apertura del estudio, me gusta mirar a la gente. El banco se encuentra en la esquina del encontronazo, recuerdo el hecho. Estoy en mi nube cuando, de repente, una chica tropieza y se cae, me acerco a ella y le ayudo a levantarse, es preciosa, pelo de león, ojos de cielo y se levanta riendo, qué risa, y de repente me dice gracias; la voz, es la voz del otro día y le comento la cosa, ella lo recuerda y lo admite, mi estómago se llena de mil mariposas, le invito a un té y acepta. La Amo, sin duda es ella y lo digo porque la conozco bien, ya que ahora es mi mujer y llevamos diez años juntos.
Quiero compartir parte de esta felicidad y quiero que la gente lo oiga, quiero que conozcáis su voz, y vais a tener suerte, ya que canta en un cuarteto de voces femeninas: SARASVATI
En esta quinta dimensión he descubierto que ella tiene un punto especial que yo no había pedido, una cosa mágica y es que el paso del tiempo, al revés que al resto de los mortales, la hace más hermosa y además hace que yo sea mejor persona. Me he llevado el premio, vino volando y la cogí de la mano, vino volando con mil mariposas que se metieron en mi estómago y que en ocasiones vuelven a visitarme. Hoy las mariposas están aquí y Belén siempre. Soy feliz.