martes, 30 de octubre de 2012

EL CIERZO

Foto de Ángel Fernández

Cierzo. Cuando empieza el maldito aire a soplar, me siento mal, me molesta. No sé cómo se puede querer a este maldito viento. Maldito frío. El aire del Moncayo te machaca el cerebro y te dobla el cuerpo, sus efectos sobre los humanos son irreversibles. Hay gente que ama este fenómeno meteorológico, en realidad no saben el por qué de ese irrefrenable e ilógico querer. Yo voy a intentar aclarar el dilema.
Hay muchos estudios realizados al respecto. En el ADN de ciertas personas, está inscrita a hierro candente la información genética de sus antepasados, de la cual han heredado información de los tiempos en que el Cierzo le daba la vida al individuo de la ribera. El amor al Cierzo es signo casi inequívoco de que la persona que lo siente es descendiente directo de alguna de las tribus que poblaban la ribera del Ebro. Los efectos secundarios del Cierzo, que actualmente se sabe que son claramente nocivos, eran de gran ayuda para la supervivencia y posiblemente sea lo que ha logrado mantener a esta raza hasta nuestros días (no voy a valorar si esto es bueno o malo para la humanidad).
No vayáis a pensar que este aire es exclusividad de Zaragoza, pertenece a todo el corredor del Ebro y nadie que vivamos en esta franja, Reinosa, Miranda, Haro, Tudela, Rivaforada, Novillas, Fuentes, Flix, Ascó, Amposta o Deltebre, por citar algunos lugares, nos salvamos de él, ninguno nos liberamos de sus nefastos efectos, claro está que, cuanto más cerca estés del río y cuantas más generaciones lleves en la ribera, más arraigados estarán estos sentimientos, perdón, efectos, en tú genética.
Desde el Adán y la Eva, el valiente ha sido alguien valorado por todos, aunque últimamente está ganando puntos la antigua creencia de alguna de las tribus de zonas costeras, que siempre aseguraron que valiente era sinónimo de descerebrado. Este aire ha sido para la gente de la ribera como la poción mágica de Panoramix para los de Asterix, el Cierzo te convierte en valiente (pero sin la fuerza que te hace invulnerable). Durante muchos siglos, el efecto que ha causado sobre los ribereños ha servido para salvarles la vida, daba un arrojo que les servía para ganarse el sustento en un lugar inhóspito donde la falta de alimento estaba a la orden del día, donde pocos metros más allá del río (efecto del fuerte viento que todo lo seca) nada crecía ni nada vivía aparte de insectos, alacranes y algún que otro pequeño mamífero, rápido y escurridizo, que nunca los lugareños lograban cazar; había que tener mucho valor para atreverse a sumergirse en las aguas del rápido y turbio río y meterse bajo las rocas para sacar los peces que allí se arrinconaban. Esta valentía se ha utilizado también para competir entre los más jóvenes y también para rondar a las chicas (ellas también están afectadas por el síndrome). La competición entre chicos, que actualmente aún perdura, viene claramente de cuando el más bruto era el que mandaba, claro que este sistema de elección de jefe llevó a que, en alguna zona de la ribera, las tribus se viesen mermadas hasta casi desaparecer; de hecho se piensa que, si no hubiese sido por el alto sentido de supervivencia de las hembras, muchas de las poblaciones, aún ahora existentes, habrían desaparecido. Suerte que a ellas no les importó fornicar con machos de otros pueblos adyacentes; esta teoría mantiene a su vez que estas hembras no se dejaban fecundar por los vecinos por amor, sino sencillamente para poder preservar la población. Eso lo hacían cuando los hombres del poblado, mandados por el jefe, se iban a cazar y en ocasiones no volvían o volvían a los meses. Otra teoría sostiene que se apareaban con los de las poblaciones colindantes por despecho, por el abandono sufrido. Y hay una tercera teoría que asevera que lo hacían con esos porque eran mejores amantes, porque les daba más gustito. Fuese cual fuese la auténtica causa del por qué las ribereñas eran dadas a fornicar con forasteros, ésta carece de importancia en este asunto, ya que aunque este vaivén con los habitantes de otras poblaciones salvó algún núcleo poblacional, hubo poblaciones que desaparecieron o estuvieron a punto de hacerlo. Los motivos fueron varios, no penséis que era porque las integrantes de estos poblados se dedicaron a esperar fielmente a sus parejas (la fidelidad no era aún un término acuñado, esto llegó con las creencias religiosas y el pecado), sino porque la población más cercana estaba demasiado alejada para saber de su existencia. En un principio, se impuso una teoría que aseguraba que los núcleos que desaparecieron o casi lo hicieron se debió a las brutales luchas que tenían para lograr el poder los machos, pero con el tiempo se ha sabido que, siendo cierto que esto mermaba algo la tribu y aumentaba el número de tullidos, lo que hizo que desaparecieran fue esencialmente un motivo que desencadenaba en otros dos. En muchas ocasiones el más fuerte, el más bruto, el que se ganaba el respeto de la tribu a base de bofetadas, el jefe, el que tomaba las decisiones, resultaba que también este individuo dominante era a su vez el más afectado por el Cierzo y, en consecuencia, no era de los más inteligentes del grupo. Sus decisiones y planes de caza en una zona de escasez no siempre eran los más acertados y eso lo sufría el grupo. Este tipo de decisiones hacía que el grupo se perdiese, en ocasiones para siempre, instalándose en otro rincón del río y extinguiéndose en pocos días, se agotaban de tanto intentar tener descendencia para crear un nuevo poblado, tanto se obcecaban en ello que no les quedaban fuerzas para cazar y morían de hambre. Eso, además, como antes he explicado, hacía que en el poblado sólo quedasen mujeres. Éstas, si no lograban encontrar varón alguno, también desaparecían. Claro que ellas supieron vivir confortablemente hasta su extinción, se sabe que estas tribus formadas por chicas eran más avanzadas que las de los chicos, tanto en la elaboración de semillas o en la pesca, como en el sexo, el cual utilizaban exclusivamente para darse placer o entrar en calor en las largas noches invernales. También descubrieron que las grandes setas que nacían en los chopos servían para mantener la lumbre con vida sin tener que estar preocupándose de ella continuamente. Estas tribus de chicas, se piensa que algunas lograron cazar a un macho para, con un único y bien elegido ejemplar, volver a crear una nueva población mixta. La otra causa de desaparición de tribus, hecho directo también de la mala decisión del macho dominante, fueron las vecinas: aún siendo muy primitivas, no les gustaba nada que las mujeres sin machos viniesen a copular con sus bárbaros y convencían a estos de que lo mejor era exterminarlas y quedarse así con sus bienes e hijos varones. Hay un caso en que las nuevas convencieron a los machos de la exterminación de las viejas, este pueblo se llama jhsdsasdbv de Ebro y exterminaron a las de hidsfg de Ebro.
No se sabe de manera muy precisa cuando sucedió, pero hubo un día en que la creencia religiosa se apoderó de la ribera, el nacimiento de un fervor religioso hizo cambiar la manera de elegir jefe y el bruto dejó de mandar en las tribus, mando que recayó en el brujo, chamán, curandero o religioso (no está claro su nombre en la época); aunque el bruto seguía siendo un elemento importante en el grupo, el bruto se seguía sintiendo el más fuerte y no perdía ocasión en demostrarlo. Esto, el nuevo tipo de jefe sabía cómo utilizarlo y lo hacía sobre todo cuando había que hacer algo muy arriesgado y en un principio no se veía a nadie demasiado dispuesto a llevarlo acabo; entonces, el jefe pronunciaba las palabras mágicas “a que no te atreves a...” y eso era infalible, de hecho, actualmente aún se puede seguir oyendo la frase dicha por algún habitante de la zona, también los niños la siguen utilizando en sus juegos infantiles, herencia clara de tiempos pasados. El efecto Cierzo en el cerebro, en la mente del hombre del pasillo del Ebro era un plus, pero esto ya no es un valor en alza, claro que los efectos que provoca en el ser humano siguen totalmente vigentes, la diferencia de carácter entre los de la ribera y los demás seres de la población mundial es notable, muy notable. Hay lugares donde han hecho pruebas y experimentos que no dejan ninguna duda sobre el efecto nocivo del Cierzo en el ser humano y eso es algo que nos debería preocupar a los que habitamos en la zona. Ha caído en mis manos el resultado de un experimento que me da miedo mostraros. Bueno, cuento el experimento, pero no os voy a dar el resultado final para que no cunda el pánico: Hace 30 años cogieron a tres hermanos, unos trillizos africanos y los separaron, enviaron a cada uno de ellos a un sitio del planeta, uno a un pueblo de mil habitantes de nuestra ribera, otro a un pueblo de la misma cantidad de habitantes en Siberia y otro de las mismas características en Grecia. Los tres niños crecieron sanos. Hace 10 años cogieron a tres asiáticos de 17 años, ellos del mismo pueblo y de mismas creencias, físico y carácter parecido, y los llevaron a los mismos sitios que a los trillizos y hace dos hicieron lo propio con tres californianos de 30 años (estos últimos cobraron una pasta). Hace unos días, se les hizo un test a los nueve elementos con las mismas preguntas, sobre todo eran preguntas enfocadas a buscar los posibles efectos diferenciales que se hubiesen podido meter en su yo interno. Lo dejo así, quizá algún día os cuente algo sobre los resultados de este tremendo experimento. Sólo os puedo decir una cosa, yo intento esconderme lo máximo posible del Cierzo. Me voy a la cama y me despertaré cuando pare.
Tiene sus ventajas: la ropa se seca echando virutas.

martes, 23 de octubre de 2012

DEJAR DE FUMAR


Paso a contar la historia que cambió mi vida.
Yo era un tipo amargado, apenado, desengañado de la vida, de la gente, inadaptado, aburrido de mi trabajo, de mi mujer y de otras cosas. Un día decidí hacer algo al respecto. Tenía que ser algo importante, pero que no me costase mucho lograrlo, que no me costase mucho sacrificio y a la vez que no me costase dinero. Dejar de fumar es relativamente sencillo, eso me puede valer (pensé aquel día). Sopesé los pros y los contras y todo eran ventajas: tu cutis se recupera, tus pulmones se recuperan, tu economía se recupera, tu olfato se recupera, tu gusto culinario se recupera, tu forma física se recupera; vamos, que es un delicia, la superrecuperación, el reciclaje más barato que puede existir, un reciclaje que escapa (importante para mí) al capitalismo, sin clínicas, sin gastos adicionales, simplemente hay que decidirlo y hacerlo. Dejar de fumar sólo tiene un camino recto e inequívoco hacia la felicidad y, además, si no lo logras ¿qué pierdes?
Recuerdo todos los pasos que seguí. La ansiedad es lo peor, esto lo solventé a base de Chupa Chups. Cuando mi barriga adoptó la forma de dicho producto, decidí pasar a comerlos sin azúcar, os puedo asegurar que son difíciles de conseguir, aparte de que son más caros incluso que el tabaco. Yo hacía esfuerzos, quería mi reciclaje, los hacía de todo tipo, pero la barriguita ya se había instaurado, un delirio, yo que siempre había sido un palillo, pasé a ser un Chupa Chups. Convencido de que mi forma de caramelo con palo era provocada por una extraña alergia a dicho producto, decidí dejarlos. Doble ansiedad, dejar otra adicción, volví a pensar en todos los pros, quería reciclarme, reconvertirme, me puse manos a la obra con fuerzas renovadas. Decidí hacerle caso a un conocido, conocedor de adicciones. El nuevo plan era, como aseguran los cánones (según él), beber agua cada vez que tuviese ganas de fumar; se acabaron los chupas. Pero el agua no calmaba mi ansiedad, además leí no sé dónde que no era bueno beber el agua a litros y yo ya pasaba de ocho al día, todo el rato estaba en el lavabo y mis compis de curro, aparte de que mi mal humor a causa de la doble adicción estaba afectando aún más a mi relación con ellos, se creían que me metía al lavabo a fumar (la que fuma en el lavabo es Beatriz). Decidí dejar el agua. La cambié por la cerveza, pero con esto tampoco dejé de ser un Chupa Chups. La ansiedad me podía, recurrí de nuevo a lo dulce: el mono, la castellana, Marie Brizard, Pimermint, orujo de hierbas... nada de eso evitaba mi sufrimiento. Me pasé al whisky, al ron, el vodka, todos ellos por separado y después arrejuntados. Me despidieron del trabajo, menudo chasco se llevarían al ver que el tufo a tabaco del lavabo no desaparecía. Ja. Las mañanas después de aquellas largas jornadas alcohólicas eran un poco movidas, literalmente movidas, mis manos no paraban de moverse, se me caían las cosas; eso lo solucioné desayunando carajillos.
Me pasaba todo el día en un lugar raro, que ni siquiera yo sabía dónde se encontraba. A los seis meses me dejó mi mujer. Para desahogarme empecé a frecuentar prostíbulos (otra adicción más).
Una noche me encontraba en este lugar que no sabía dónde se encontraba, estaba tumbado y frío cuando algo se acercó a mí, más bien alguien, un ser alto, vestido de un blanco ariel y me dijo: hijo mío, todos los pros de dejar de fumar, en tu caso, son mentira, una patraña, mira cómo te encuentras, estás arruinado, eres multialcohólico, eres impotente y lo triste es que sigues yendo con prostitutas las cuales te quitan el poco dinero que tienes sin ni siquiera sobarte, te han dejado todos tus seres queridos, no te fían más en el bar, duermes en la calle. Por amor de Dios (os juro que estas palabras sonaban como en un pabellón de baloncesto vacío) VUELVE A FUMAR. Me levanté, tiré y fallé, salí a la calle, cogí una colilla del suelo; me supo a gloria.
La verdad es que esto es lo mejor que me ha pasado en la vida: me he ventilado al ogro de mi mujer, he cambiado de trabajo, ahora soy una persona totalmente adaptada a la sociedad, consciente de mi impotencia, no me acerco al amor, cosa que me ahorra mucho sufrimiento interior. Esta experiencia me ha servido para readaptarme, me he reorganizado. Ahora soy fumador, alcohólico y comedor de Chupa Chups, pero cada cosa en su momento. Vi la luz y me ayudó, espero que esta historia os sirva de ejemplo, los pros y los contras de las cosas no son siempre iguales para todos. Al fin soy feliz.

martes, 9 de octubre de 2012

HIPOCRESÍA ROJA

El Colgao. Pedro Lacarra, saxo, Diego Martínez de Pisón, guitarra, Coco Balasch, bajo y Jesús Fandos, batería.

No sé si es buena idea; me habría podido regalar un libro como todo Dios en lugar de una camisa. Es lo que hay. Puto Rubén.
Un quiosco, voy a comprar el periódico – Hola, ¿podría venderme el Público? (¿me está mirando raro?, debe ser la puta camisa de Rubén, efectivamente creo que no ha sido buena idea ponerme esta mierda de maricón).
– ¿No tiene el Público? (¿el tío ha esbozado una sonrisa?)
El quiosquero - No, no lo tengo, ya no me quedan (sonrisa).
Este tío es gilipollas, acaba de abrir y dice que no le quedan, ¡anda que le den por el culo!, además no sé qué coño mira, debe ser la puta camisa, ¿no podía haberme regalado una camisa azul o a cuadros?, puto Rubén, no ha sido buena idea despertarse tan temprano.
Yo al quiosquero - Pues nada, a pasar buen día (que te jodan).
Me meto en un bar, pone que tiene wifi, este chino no cierra nunca o madruga como un capullo.
- Hola, buenos días, me pongo en esta mesa (el chino habla todo el rato con un marcado acento).
El chino se acerca a mí - ¿Quieres algo?
Yo - (no va haber manera de leer el periódico) Sí, hummm, cualquier cosa fresca.
Él - A estas horas no hay cerveza.
Yo - (este es aún más capullo que el del quiosco) - Tráeme un refresco - (no sé a qué ha venido lo de la cerveza, capullo) ¿me das la clave de la wifi, por favor?
Él - Ahora te la traigo
Vuelve el chino.
Él - Toma, (me deja una lata) ¿quieres vaso?
Yo - (joder, una cocacola, mierda) No, o mejor sí, ¿la clave, por favor?
Él - Te he dejado el papel
Yo - Lo siento, no lo había visto. Gracias.
No hay manera de que funcione la puta internet. Internet sigue sin conectar. Ahora. Me trae el vaso, me lo deja al lado de la puta lata.
Él - ¿Quieres hielo?
Yo - (joder, es un puto pesao) No, sólo el vaso, gracias (¿cómo pensaba traerme el hielo? ¿en una cubitera?)
Él - ¿Me pagas ahora o cuando te vayas?
Yo - (no me lo puedo creer) Cóbrate. Le doy 5 €.
Él - Ahora te traigo el cambio.
Yo - No hace falta, ya está bien, me conformo con que toques la campana.
Él - ¿Qué?
Yo - Nada, que te puedes quedar el cambio, gracias (no se enteran de nada, putos chinos, capullo).
Al fin, el Público. Me encanta leer esta basura, putos mentirosos de mierda “Ofertón Viajes Halcón, atrévete: ida y vuelta en el día, te vas a las 10,30 y vuelves a las 23,45. Viaja a Londres en el día por 100 €”.
Se me ha caído la cocacola, joder, mi pantalón. Joder. Que le den por culo a todo, me voy a coger el metro. A la mierda el metro, me pillo un taxi, no sé para qué coño he venido al puto centro. Joder, puta mancha.
Ofertón en pantalones Levis de colores.
El de la tienda - ¿Desea algo el caballero?
Yo – (puto maricón) ¿Me enseñáis los pantalones de la oferta, por favor?
Él – ¿Qué talla utiliza el caballero?
Yo – La 32.
Él – !Huy! De ésta sólo me quedan estos.
Yo – (Joder, puto coloracho. El precio es cojonudo) Bueno
Me deja el pantalón en el probador de en medio Se queda en la puerta, la puerta no cierra bien, el puto maricón no me quita ojo.
Él - Le quedan perfectos, sin duda es su talla.
Yo – Cóbrate. Me los llevo puestos (puto color de mierda, puta camisa, puto Rubén).
Él – 69,99 €. por favor.
Yo - (seguro que el precio lo ha puesto él, como se pase le meto) Toma. Quédate el
céntimo. Adiós y gracias.
Él – Vuelva cuando quiera. Hasta luego. Le quedan de fábula.
Yo – (le metería una hostia) Adiós, muy agradecido.
A ver si pasa un taxi. Me veo reflejado en un escaparate, la verdad es que no me queda del todo mal la ropa. Hostias, el ofertón de Viajes Halcón.
Hola, buenas.
El halcón – ¿Qué desea el señor?
Yo – (otro maricón, está petao) ¿Cree que aún puedo llegar para el vuelo de Londres?
Él – Si le llamo a un taxi, no tendrá problemas.
Yo – Pues ya puedes llamar. Ten los 100.
Voy a dejarme olvidados los pantalones manchados en el taxi.
Él- Ya. Son 17 con 30.
Yo – Dieciocho. Ya está bien
Él – Gracias.
Aún tengo tiempo. Voy a pillarme el Púbico. Este quiosquero parece más amable. Hace seis meses que dejaron de publicarlo. Joder, ya están embarcando. Voy. Ya hemos despegado. Ya hemos aterrizado.
Taxi, taxi. Ostias... a London, plis.
Joder, cincuenta libras, me ha pillado los euros, putos ingleses siempre llevando la contraria al resto del mundo. Joder si no he llamado a la oficina. Hostia puta, no tengo línea. Puta Inglaterra. A ver, ahí, puta cabina, a ver, joder. Bueno, ya está, voy a subirme a un autobús de dos pisos. La gente me mira. Tengo hambre. Un filete de carne de caballo sangriento con patatas (no debí dejar la academia de inglés), un pastel de cerezas. Joder, la lengua de los Rollings, actúan a las siete de la tarde, manda huevos, un concierto a las siete de la tarde, voy a pillarme una entrada. Me meto en la cafetería, un té rojo. A las cuatro juega el Liverpool, me voy a verlo, el portero es Reina. Un camión de bomberos, hostia un Ferrari, ¡la puta! Papá Noel, ¿qué coño hace Papá Noel el 26 de julio?, están piraos, coño de ingleses. Me meo, voy a tomarme un bitter. Tangana en la puerta del estadio, me caigo, sangro, me la chupo, no es nada. Puto Reina, tres, le han metido tres, tres tiros, tres goles, no me extraña que el portero de la roja sea Casillas. A los Rollings. Conciertazo. Taxi. Avión. Taxi. Madrid. Tengo hambre. Entro en el Vips, una ensalada de tomate y una hamburguesa, joder, está sangrante y el ketchup es una puta mierda. Puta mierda, no vuelvo a entrar en este puto sitio.
  • ¡Camarero! Por favor ¡Camarero!
  • ¿Qué quiere el caballero?
  • ¿Le quedan tartas?
  • Tarta de fresas
  • Vale, gracias

Se sientan dos a mi lado, empiezan a hablar de la patronal, putos rojos de mierda. Como no se callen, les meto.
Uno de los dos – ¿Tienes fuego?
Yo - No fumo, lo siento (a ti te voy a dar fuego, puto palurdo comunista, de ti me voy a fiar, tú te vas a ir a la calle con mi Ronson recién pillao en Londres)
Siguen hablando; ahora de fútbol, son del Atlético, perdedores. Me voy a casa. A ver si pillo un taxi. Pillo un taxi. Cada vez que paso por las Ventas, se me pone el pelo de punta.
Taxista – Cada vez que paso por las Ventas se me pone el vello de punta.
Yo – Justamente en esto estaba pensando, mire, mire mi brazo.
Él – Mire, mire el mío. Da gusto encontrarse a gente de verdad. Ahora está todo lleno de maricones
Yo – Oiga, ¿se puede fumar en el coche?
Él – Lo que quiera. Usted lo que quiera
Yo - ¿Quiere un puro? ¿un habanos?
Él – Venga este habanos. Joder, estos putos comunistas saben hacer cigarros.
Yo – Ni que lo digas. ¿Te apetece follar?
Él – No me jodas que eres un maricón
Yo – Pero ¿qué dices? Que te invito a unas putas
Él – Jajaja. Pues claro. Es que así to de rojo, a primera vista parecías un poco amariconao
Yo – No me jodas. Es que me he manchado el pantalón y he entrado en una tienda antes de irme a ver al puto Liverpool que hoy jugaba en Londres y el puto maricón del tendero me ha endiñado este pantalón diciéndome que era el único que le quedaba de mi talla, cabrón de mierda, porque tenía prisa o si no...



miércoles, 3 de octubre de 2012

TRES HERMANOS.



Rabo de nube, Charles Lloyd, saxo, Geri Allen, piano, John Abercrombie, guitarra, Marc Johnson, contabajo y Billy Hart, batería.


Con los años, acabas admitiendo que la familia es inseparable, que la familia es la familia y no hay tu tía. Ahora sé que los tres hermanos, nunca nos separaremos.
Entre hermanos, hay cosas que suceden que rompen la armonía familiar y casi siempre es el hermano mayor (yo) el que hace de reconciliador. Podría citar varios ejemplos en los que he tenido que aplacar mi ira interior por el bien familiar, sabiendo que tenía razón en algo o viendo cosas muy mal hechas por parte de algún miembro de la familia, normalmente el más menudo. Menudo. Pero yo le he perdonado de corazón una y otra vez, ya se sabe que algunas personas de jóvenes están perdidas, confusas, aún están en pleno aprendizaje, y aquí es donde entra la enseñanza, el mostrarle el buen camino, y esto es labor de los padres (en nuestro caso inexistentes), pero también es labor de los hermanos mayores. Yo, como hermano mayor, en ocasiones, he tenido y tengo aún que enseñarle, al igual que hice con el hermano mediano en su día, mostrarle que no todo se puede conseguir; que, en momentos de la vida, la realidad te cae con todo su peso, que este mundo no es jauja, que alguna vez se encontrará solo ante los peligros, que yo no voy a estar continuamente a su lado para ayudarle, que no puedo hipotecar mi vida por muy hermano que sea. Por mucho que intentaba hablarle de la vida, su alocada cabeza no estaba centrada, sólo pensaba en divertirse y disfrutar. Yo era consciente de que, si no ponía freno a esta vida de lujuria, depravación, licores y bailes hasta la madrugada, un día se hundiría; llegaría un día que miraría a su alrededor y se encontraría solo y viejo, y eso nunca quise que sucediera. Por eso ya hace unos años, vaticinándole un final nefasto, tracé un plan, toda la familia en casa se tendría que poner a estudiar música y después montar un grupo. De paso, dejé bien claro que este grupo tenía que ser reflejo de una familia unida, que nos íbamos a mostrar al público, mostrar nuestros logros a unos desconocidos, enseñarles el resultado de nuestro éxito familiar, abanderados de nuestra hermandad sin igual. Pero para lograrlo dejé claro que las bromas se habían acabado y que teníamos un objetivo que cumplir, que iba a ser difícil, que serían muchas horas de ensayos y muchas horas de estudio, momentos de desilusión y dudas, pero también les dije que en mí, en estos momentos, siempre encontrarían un hombro donde llorar y un bastón donde apoyarse. Después del discurso, vi la ilusión reflejada en sus ojos casi llorosos por el nuevo proyecto de vida que íbamos a emprender juntos. Pero había una cosa que debía afrontar en soledad antes de subir a un escenario, para asegurar el éxito que esta aventura nos iba a reportar. El amor que siento por ellos fue lo que me dio las fuerzas y el valor para poder afrontar mi viacrucis particular, una tarea que sólo yo debía llevar a cabo, una cosa que tenía que hacer; este tipo de cosas que sólo los hermanos mayores conocemos y hemos sufrido, estas misiones que emprendemos en solitario para cobijar a nuestros hermanos más pequeños y evitarles la desesperación y el sufrimiento. Estuve dos noches sin dormir, 60 horas de insomnio, todas estas largas y dolorosas horas además sin probar bocado, me sentía desfallecer, casi marchito, mi vida estaba a dos pasos de desaparecer, nunca antes estuve tan de cerca de la muerte, logré ver la luz y el túnel, os puedo asegurar que existe (el túnel final), luché con todas mis fuerzas, me abrazaba a la vida con manos, brazos y piernas, no podía dejar huérfanos a mis hermanos, un pensamiento que se repetía una y otra vez en mi mente, golpeándome cual martillo pilón “huérfanos”, “hermanos”, “huérfanos”, “hermanos”, “hermanos”. Caí en un profundo sueño, donde pesadillas delirantes, supongo que provocadas por mi debilidad física, me envolvían, recuerdos distorsionados de mi vida junto a ellos, ”hermanos”, “hermanos huérfanos”; sufría al verlos solos, sin mí, desamparados. En mi delirio se coló un número, mi número de la suerte, el número, este número mezclado con el pensamiento, “hermanos huérfanos” y el número “tres”, se convirtió en un mensaje de muerte, de desdicha, sentía que mi corazón se apagaba y la pesadilla delirante sólo me entregaba esta frase de muerte y desesperación “tres hermanos huérfanos”, “tres hermanos huérfanos”, palabras que rebotaban con violencia dentro de mi cabeza, palabras de dolor y desesperación. Yo luchaba contra el evidente desenlace, luchaba cada vez con menos fuerzas y fue entonces cuando comprendí que aquel no podía ser un mensaje de muerte, si sólo yo iba a morir ¿por qué el tres?, no tenía ningún sentido (tampoco tenía sentido el “huérfano” ya que yo era hermano y no padre, cosas de los sueños) el tres representaba la vida y no la muerte, de repente la solución al enigma apareció ante mí de manera tan luminosa como el túnel de la muerte al cual algún día he de volver, si éramos tres no podíamos ser huérfanos, simplemente somos “tres hermanos”. Al fin había encontrado el nombre que abanderaría nuestro proyecto, el nombre por el cual seríamos conocidos y reconocidos: “Tres Hermanos”. Acabada mi búsqueda, me levanté del suelo donde estaba tumbado y rebozado en mis propios vómitos y sudores, me metí en la ducha, disfruté de ella, me vestí con mis mejores galas y entré en el restaurante Los Templarios de la avenida Valencia, me comí dos codillos consecutivos regados con un crianza riojano y un par de orujos para acabar. Sé que a alguna persona le parecerá exagerado lo sufrido para buscar un simple nombre de grupo musical, sé que habrá gente a la que quizá le parezca casi sin importancia lo del nombre, quizá desde fuera se vea sin trascendencia, pero es lo primero que se ve de nosotros y tiene que ser perfecto o cuando menos lo más cerca posible de la perfección. Llegó el primer ensayo y les presenté el nombre “Tres Hermanos”, recalqué que no podría ser cambiado por ningún otro y menos por el de “mujeres” (cosa que pretendió el pequeño), que nos llamaríamos “Tres Hermanos”, que se acabaron las mentiras en la familia (lo de “mujeres” sirva como ejemplo).
Creo que el plan, que ya pusimos en práctica hace unos años, ha obtenido resultados positivos, me parece que le ha hecho mucho bien a él (el pequeño), pero también a nosotros, nos ha unido. Aunque ha sido un trabajo duro (sobre todo para Luis y para mí). Decidimos darle el protagonismo para que se sintiera importante, grande, que notase que confiábamos en él (Greg), queríamos que hiciese de líder (en eso nos ha fallado continuamente), en muchas cosas nos ha dado alegrías. También, a su vez, este grupo nos ha dado la oportunidad de poderle mostrar que el camino recto y el sacrificio que supone hacer un trabajo bien hecho, siempre te recompensa. También he cambiado algo mi actitud hacia él, ya no le digo sí a todo, en ocasiones le muestro la verdad, el cómo son las cosas, en el fondo porque me siento culpable de haberle protegido demasiado, de haberle mimado, de haber sido demasiado tolerante con él, pero ahora pienso que hemos adelantado mucho en su problema, y eso demuestra que todo tiene remedio. Es cierto que últimamente le ha dado por afirmar en voz alta y ante todo tipo de persona que el nombre de “Tres Hermanos” fue idea suya, pero eso es otro tipo de problema, algo más complejo, un tipo de rencor guardado, un rechazo, unas ganas de agredirme que ha desarrollado hacia mí, posiblemente a raíz de mi cambio de actitud hacia él por haberle apartado de su vida; algún día volverá a la realidad, estoy seguro que dentro de poco lo veré arrodillado suplicándome perdón por haber intentado dañar mi honor ante todo tipo de audición.
Volviendo a lo serio. La labor de aprendizaje, mansedumbre, alejamiento del alcohol y depravación ha sido una labor que he compartido con Luis (antes tuve que hacer algo similar con Luis). Una labor que hemos hecho sin hablar, sin plan previo, pero siendo conscientes los dos de lo que teníamos que hacer por el bien de nuestro hermano pequeño. Me siento muy orgulloso de estas cosas, aunque en realidad también me traen otro tipo de reflexión que no me gusta tanto, pero cada familia es un mundo. Voy a explicarme. La cosa, lo que no me gusta, es que la historia que pasaré a contar a continuación, demuestra a las claras, que en nuestra familia la comunicación es escasa, por no decir nula; tenemos un verdadero problema de comunicación, aunque mucho amor. Lo positivo es que, aún sin hablarnos, obramos de buena fe y de manera conjunta para ayudarnos (me gustaría que algún día me ayudasen a afrontar el pequeño problema que tengo con el orujo blanco). Esto quedó claro en aquella ocasión que, tanto Luis como yo, llegamos a la misma conclusión y decidimos darle una lección práctica de lo que es la vida, de lo que podía depararle el futuro si seguía con esa vida.. Decidimos mostrarle lo que se siente cuando uno está solo, solo de verdad, cuando has perdido a todos tus seres queridos, el apoyo de todos, teníamos que mostrarle que o se esforzaba o ese tipo de cosas le ocurrirían continuamente. Antes de una gran actuación en la Campana de los Perdidos de Zaragoza, teníamos una entrevista pactada en una radio de Zaragoza, el plan era unas preguntas y un par de canciones en directo. Greg me llamó y me dijo que Luis no podía acudir a la radio, no recuerdo cual fue la excusa que se inventó (Luis), pero a mí se me encendió la luz, vi claro el camino que me mostraba Luis, veía de forma inequívoca la lección que Luis había decidido darle a Gregorio, de forma instructiva y sin riesgos. Sin hablarnos, aprobé la forma didáctica y sutil de mostrarle a nuestro hermano pequeño lo que es la soledad, la auténtica soledad, a lo que podía llegar si no se enmendaba. La cuestión es que no me presenté al programa de radio. Nuestro diminuto hermano, lejos de enfadarse comprendió el mensaje y, con casta y orgullo familiar, se enfrentó por primera vez él solo a algo, echó adelante la complicada tarea de responder a las preguntas sin el acostumbrado apoyo de sus hermanos y lo peor, tocar por primera vez sin ellos.
La verdad es que actualmente, aparte de la cosa esa del nombre del grupo, Greg ha superado todos sus fantasmas y es un chico feliz, lustroso, simpático, amable y con toda su vida por delante. Y el trío de hermanos, aún con poca comunicación, nos mantenemos respetuosos, cariñosos, afectuosos e inseparables, dignos abanderados de nuestra hermandad. Hemos decidido seguir juntos eternamente y, aunque nuestras vidas ahora están separadas la mayor parte del año, nos hemos prometido por lo menos vernos una vez al año en la Calle Prudencio nº 7.

Tres Hermanos este jueves día 4 en la Campana de los Perdidos.